jueves, 23 de abril de 2020

DÍA DEL LIBRO

Hola familias, como sabéis hoy, 23 de abril, es el Día del Libro y, desde el área de Educación Física, queremos sumarnos a este día con un cuento motor, que es un relato en el que l@s niñ@s van realizando movimientos y expresiones según la acción del cuento. Os dejamos uno por aquí, por si os apetece pasar un rato de diversión, movimiento y distracción. Este cuento está pensado para una clase de Educación Física, así que os recomiendo leerlo antes y, si hay acciones que no podéis realizar en casa, podéis hacer los cambios necesarios en la narración e incluso introducir cualquier idea original que se os ocurra o crear un cuento nuevo. ¡Un abrazo!


“El hechicero Nirva y el hada mágica”

Érase una vez, hace mucho tiempo, existía un mundo de magia, donde podíamos encontrar hechiceros y hadas poderosos y juguetones. Y todos ellos, vivían en las profundidades de los bosques. Los hechiceros vivían en un pueblo llamado Misterio y las hadas vivían en un pueblo vecino, llamado Amanecer.
Los hechiceros eran unos tipos muy altos y corpulentos, los cuales siempre llevaban consigo su varita mágica. Cojamos todos, la varita mágica, con la cual haremos magia.
Un buen día reunidos todos los aprendices a hechiceros, para jugar, se encontraron un mapa en el suelo. Era un mapa con caminos, señales y dibujos, donde indicaban hacia un gran tesoro. Todos los alumnos se agrupan en círculo para poder ver el mapa, que lo sujetará el maestro/a.
De repente Nirva, el aprendiz más joven pero atrevido, les propone a sus colegas, ir en busca del tesoro. Todos de acuerdo: dijeron que si, saltando de alegría.
Nosotros saltamos y giramos de alegría como ellos.
A la mañana siguientes el grupo de hechiceros, con sus varitas mágicas, salen (andando) en busca del tesoro y se adentraron aún más en las profundidades de los bosques, apartando matorrales y hojas de los árboles con sus varitas.
Los alumnos andan por la pista, con sus varitas y con su imaginación, despejando el camino de obstáculos, en busca del tesoro perdido.

Pero Nirva, el hechicero más atrevido, se despisto del grupo al percatarse de un hada pequeña, que había tumbada al pie de un árbol. Esté se acercó hacía ella, saltando las raíces de los árboles, que sobresalían de la tierra.
Los niños ahora saltan las raíces, para llegar al hada.

El hada, en ese momento, que estaba dormida se despertó y cuando vio al hechicero allí junto a ella, le dio mucha alegría y no hacía nada más que revolotear alrededor de Nirva.
Los niños mueven los brazos de arriba abajo, como si tuvieran alas, como si sus brazos fueran las alas.
Pero el entusiasmo duró poco, cuando el hada se dio cuenta que Nirva estaba completamente perdido, al igual que ella.
Ahora los niños ponen caras tristes y andan por la pista muy cabizbaja.
Al principio no sabían que hacer, ya que tenían mucho miedo, pero al final se armaron de valor, y decidieron volver a encontrar sus casas, así que con la varita mágica del hechicero y los polvos mágicos del hada, decidieron empezar la aventura.
Estaba de noche ya, por lo que el hechicero delante con su varita iluminaba el camino y el hada detrás le seguía, haciendo cualquier gesto de su compañero.
Nos ponemos por parejas, uno detrás de otro, el primero con su varita hace lo que quiere y el segundo lo imita en todo.
Ellos andaban y andaban apartando los matojos de los árboles y matorrales, cuando de repente el hechicero se paró en seco, al ver en el horizonte una montaña que le resultaba familiar, muy cerca de su hogar, así es que corrieron llenos de emoción y alegría.
En parejas uno al lado del otro, corren por toda la pista con alegría y emoción.
Pero no era tan fácil, ya que estaba oscuro y se encontraron con un camino lleno de piedras muy grandes, que tenían que esquivar en zig-zag.
En pareja uno detrás de otro, nos desplazamos por la pista en zig-zag.
Después llegaron a un río, el cual tenían que atravesar nadando, y como no sabían nadar, lo atravesaron por debajo de una gran cascada que había al final del río. Casi sin aliento, pegando la espalda a la roca, anduvieron despacio, hasta llegar a la otra orilla del rio.
En pareja cogidos de la mano, nos desplazamos de forma lateral por la pista, pero despacio.
Siguieron andando, pero el hambre y el sueño les sorprendieron, y en esas que vieron una cueva, y se dirigieron a ella sin pensarlo, aunque para llegar a ella, tenían que atravesar un barranco muy peligroso, ya que para ello, tenían que andar por encima de un tronco que lo atravesaba.
En parejas uno detrás de otro, por las líneas de la pista, nos desplazamos sobre ellas sin salirnos, manteniendo el equilibrio.
Cuando llegaron a la cueva, ya era casi de día, pero como estaban muy cansados decidieron sentarse un poco y posteriormente tumbarse en el suelo para descansar. El hada muy nerviosa no podía dormir y rodo en el suelo un poco, antes de quedase dormida.
Nos sentamos en el suelo despacio y después nos tumbamos en el suelo, primero rodando un poco y después relajándonos.
Nirva escuchó pasos, se despertó de inmediato para prestar atención, cuando de repente sus amigos hechiceros irrumpieron en la cueva. ¡Nos encontraron hada mágica! Dijo Nirva. Se levantaron y se abrazaron todos, dando saltos de alegría porque ya estaban en casa.
Nos levantamos y nos abrazamos todos unos con otros con alegría por el final feliz.


Finalmente, el hada fue acompañada a su casa, por un hechicero experto que conocía y sabía dónde vivían las hadas del bosque. Colorín Colorado, este cuento se ha acabado.

(cuento motor sacado de https://www.efdeportes.com/efd149/cuento-motor-una-pizca-de-magia.htm)

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